Fairfood Sustainability

ENVASES DE ALIMENTOS: LEGISLACIÓN Y CONCIENCIACIÓN

UMA
Por María Vera Durán. Ingeniera Química, MBA, Responsable de Proyectos de EuRic

2022-06-06

Asumimos que la generación de residuos aumenta a medida que lo hace la población y el consumo. En el caso de los residuos de envases, la generación de éstos crece de forma mucho más acelerada, a un ritmo mayor que el crecimiento demográfico o el PIB. En 2019, se alcanzó un nivel récord: cada ciudadano de la Unión Europea generó de media 177,4 kg de residuos de envases, de los cuales 34,4 kg corresponden a envases de plástico.
Para hacer frente a este incremento de residuos, la Comisión Europea se encuentra elaborando una nueva directiva relativa a los envases y residuos de envases. Esta nueva legislación obligará a los Estados Miembros a reducir los residuos de envases per cápita de aquí a 2030 así como adoptar medidas para fomentar los envases reutilizables.
Además, con el objetivo de que todos los envases sean reciclables de forma viable de aquí a 2030, se establecerán definiciones y etiquetados armonizados que impidan el llamado “greenwashing”. Esto es clave para aumentar el volumen de plástico reciclado e ir eliminando del mercado aquellos envases que no sean reciclables.
En España, la recién aprobada Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, propone medidas para acabar con el plástico de un solo uso e incentivar la reutilización y el reciclaje de envases. Así, además de la prohibición de artículos de plástico como pajitas, cubiertos, platos y otros artículos de un solo uso, la ley obliga a bares y restaurantes a ofrecer agua del grifo gratis, evitando así las botellas, y se cobrarán los envases plásticos de comida para llevar. Por otro lado, los supermercados tendrán que dedicar al menos un 20% de su superficie a la venta en granel y se fomentará el uso de recipientes reutilizables, ya sean suministrados en el punto de venta o bien aportados por el consumidor para ser rellenados.
Más allá de las medidas legislativas nacionales y comunitarias, como consumidores, tenemos el poder para orientar el mercado hacia opciones más sostenibles. A través de nuestras decisiones de compra, podemos influir a los productores, envasadores y establecimientos de forma que ofrezcan soluciones más respetuosas con el medio ambiente, reduciendo la cantidad de envases y cuando estos sean necesarios, que se puedan reciclar fácilmente.
Una bandeja de plástico negra o botellas opacas o de colores oscuros, no son detectados en los sistemas automáticos de clasificación de residuos y, por tanto, no se reciclan, a diferencia de los plásticos transparentes como las botellas PET. Este hecho es conocido por los fabricantes y, sin embargo, se siguen viendo este tipo de envases en las estanterías de los supermercados. De ahí nuestra responsabilidad e influencia en la toma de decisiones. Si no compramos envases que sean difícil de reciclar, éstos no se producirán. Si no compramos galletas individualmente empaquetadas, éstas no se venderán. Un nuevo marco legislativo para lograr la transición verde es necesario, pero no hay que olvidar que somos los consumidores los verdaderos artífices del cambio.

https://www.boe.es/eli/es/l/2022/04/08/7/con