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Información general
Uso de agua y emisión de gases
Desperdicio de alimentos
Palabras clave
Medioambiente, producción, consumo sostenible, huella ambiental, huella hídrica, alimentos de cercanía, impacto ambiental, gases de efecto invernadero
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Información general
La producción y el consumo de alimentos tienen un impacto considerable en el medio ambiente.
Según la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), la producción de alimentos se ha incrementado en más del 100% en los últimos 30 años. La organización estima que se necesitará aproximadamente un 60% más de alimentos en 2050 para satisfacer las necesidades alimentarias de una población mundial en crecimiento. Aunque las técnicas agrícolas han evolucionado y los rendimientos de los cultivos han aumentado en las últimas décadas, esta demanda creciente no solo requerirá una mayor cantidad de agua, energía y uso de la tierra, sino que también contribuirá al calentamiento global.
Uso de agua y emisión de gases
La producción de alimentos produce emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el metano y el dióxido de carbono, que contribuyen al cambio climático.
Estas emisiones están principalmente ligadas al uso de la tierra y las etapas agrícolas, lo que implica cambios en la biomasa por deforestación, emisiones de fertilizantes agrícolas (agregar nitrógeno al suelo puede generar el gas de efecto invernadero conocido como óxido nitroso), emisiones de metano del ganado rumiante y emisiones del cultivo de arroz o quema de residuos agrícolas, entre otros.
Con la “huella de carbono” de los alimentos, podemos conocer las emisiones de GEI que se liberan al elaborar productos alimenticios. Así, los productos cárnicos tienen una mayor huella de carbono que los cereales o los productos vegetales. Por ejemplo, 1 kg de carne vacuna libera 60,0 kg CO2-eq mientras que 1 kg de tomates implica solo 1,4 kg CO2-eq. [1]
Además, la producción de alimentos requiere grandes cantidades de agua para el cultivo y el procesamiento de los productos, así como para el ganado.
El término "huella hídrica" se utiliza para indicar la cantidad de agua dulce que es necesario usar en cualquier proceso o actividad. La FAO estima que se necesitan entre 2.000 y 5.000 litros de agua para producir la comida diaria de una persona.
Por ejemplo, para cultivar 1 kg de cereal se emplean entre 1 y 3 toneladas de agua. Producir un kilogramo de carne de vacuno requiere hasta 15 toneladas de agua, mientras que un kilogramo de tomates requiere 214 litros.[2]
Teniendo en cuenta estos conceptos, debemos reflexionar sobre cómo nuestro consumo de alimentos impacta en el medio ambiente global para que podamos contribuir a mitigar el cambio climático a través de la elección que hacemos de alimentos.
Desperdicio de alimentos
Y sobre todo ser conscientes de que, cuando tiramos alimentos, estamos desperdiciando toda el agua, la energía y otros recursos que se utilizaron para producirlos. A nivel mundial, aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierden o desperdician (FAO, 2011).
Abordar el desperdicio de alimentos es de suma importancia: no es solo una cuestión ética y económica, sino también medioambiental, ya que se agota un medio ambiente de recursos naturales limitados.
Descripción
La producción y el consumo de alimentos tienen un impacto considerable en el medio ambiente. Aunque las técnicas agrícolas han evolucionado y los rendimientos de los cultivos han aumentado en las últimas décadas, la demanda creciente no solo requerirá una mayor cantidad de agua, energía y uso de la tierra, sino que también contribuirá al calentamiento global.
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Beneficios
Los estudios muestran que, para la mayoría de los alimentos, la mayor parte de las emisiones de GEI son el resultado de cambios en el uso de la tierra y en los procesos que tienen lugar en las granjas y explotaciones productoras (fertilizantes y emisiones de metano). Por el contrario, el transporte es un elemento que contribuye menos a las emisiones, ya que representa menos del 10% para la mayoría de los productos alimenticios , algo que inicialmente puede parecer sorprendente.
En general, los alimentos de origen animal tienden a tener una huella más alta que los de origen vegetal. Al elegir qué comer y qué no, podemos reducir la huella de carbono de nuestros alimentos, así como la huella hídrica.
Sin embargo, a veces medir el impacto climático puede resultar complejo debido a los diferentes pasos entre la producción y adquisición del alimento. Para obtener más información sobre cómo la producción y el consumo de alimentos impactan en el medio ambiente y cómo podemos incorporar las consideraciones ambientales a nuestra dieta, se pueden consultar diferentes informes, estudios y publicaciones en blogs de organizaciones e iniciativas medioambientales como la FAO, el PNUMA (ONU), EIT Food o la Comisión Europea - DG Env y DG SANTE.
Al adoptar dietas sostenibles y prevenir el desperdicio de alimentos, también contribuiremos a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12 definido por la ONU: Garantizar patrones de producción y consumo sostenibles.
Productos representativos
Carne de vacuno, chocolate, arroz, tomates, aguacates, cereales, productos de temporada, productos de cercanía.
Riesgos alimenticios
Las personas en todo el mundo están cada vez más preocupadas por el cambio climático y esto ha dado como resultado en una mayor conciencia sobre el impacto de nuestra dieta y elecciones de alimentos en el medio ambiente.
Sin embargo, sigue siendo necesario concienciar sobre los efectos a largo plazo provocados por la producción y el consumo de alimentos en el medio ambiente. Además, a veces la información sobre opciones sostenibles es difícil de recopilar y rastrear. Otro aspecto clave que tener en cuenta es la disponibilidad y el precio de los alimentos sostenibles.
La UE, con el objetivo de abordar este problema, ha creado varias iniciativas como la Plataforma de la UE sobre las pérdidas y el desperdicio de alimentos o la Estrategia de la Granja a la Mesa que, en el corazón del Pacto Verde Europeo, tienen como objetivo acelerar nuestra transición hacia un sistema alimentario sostenible. Los elementos principales de esta estrategia incluyen mejorar la información al consumidor, fomentar la compra sostenible de alimentos y alentar la adopción de medidas fiscales que apoyen el consumo sostenible de alimentos.
Referencias Adicionales
FAO. 2012. Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo – Alcance, causas y prevención. Disponible en:
https://www.fao.org/3/i2697s/i2697s.pdf
Sistemas alimentarios. FAO. https://www.fao.org/food-systems/es/
Reducir el desperdicio de alimentos: la respuesta de la UE ante un reto mundial. Página oficial de la Comisión Europea:
https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/MEMO_16_3989